Ella , oscura, tan solitaria, tan pálida, rodeada de la compañía de cuervos negros que
simulaban un poco ser sus pequeños amigos, igual, se encontraba sola, sus pies
diminutos, su vestido pesado y sus lágrimas enfriando cada paso, solo levantaba la mirada para que un rayo de
sol calmara de calor ese dolor que no la dejaba dormir, no era aquella pequeña que jugaba a imaginar
mundos de colores, de golosinas, ya era una mujer, una mujer sola, una mujer
necesitada, una mujer de pechos brotados, de labios ansiosos, una mujer de
manos vacías, sin protección, cuando su corazón necesitaba de amor, sabiendo
que ya no era una niña y solo con los abrazos de sus padres podía obtenerlo, ya
no era eso, era más, más fuerte, más turbulento, era un hombre, el que aún no
aparece y ella sigue vagando en su tormentosa búsqueda.
