Mientras en sus sueños aletean mariposas, él a sus labios más se les acerca, logrando mojarlos de placeres más allá de los cotidianos, la unión de sus cuerpos en cálida desnudez, la satisfacción de transformarse en uno, sus ojos dormidos en campos de rosas silvestres que solo ese mundo imaginario les proporciona, juntos, amantes libres, sobre el vientre blanco, los pechos desnudos, el rostro de su amado duerme y las mariposas aletean.
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