Ante un desespero.
En la paz de aquella marea se ha quedado, pensativa, dubitativa, llorando a esas heridas que en su espíritu han sido esparcidas, donde el dolor era manto en consuelo y sus manos un instrumento del flagelo, su llanto de estruendo cubrió el cielo de negro y ha logrado así marchitar el veneno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario