La mirada irresistible, ojos filosos, penetrantes como los de un demonio, irresistible al deseo, al tacto, a la piel erizada, a la simpleza de la desnudez vestida de pasiones necesitadas, buscadas, el amante no pierde la oportunidad y avanza hacia aquellas curvas que lo embrujan, no es enfermo, es explosión exquisita de vida, de amor, de fantasías, con la unión de aquellas dos manos, los dedos de ambos, solo para saber que aquello será para siempre.

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